¿Te enamorarías de alguien como yo?
Te contemplo, y enseguida pienso que no. La respuesta es, definitivamente, no. Me llamarías loca. Y acabarías despreciándome.
Te tengo buenas noticias: ahórrate la pena. Estoy loca. ¿Y qué? Loca. De dolor y tristeza. Loca de dolor porque ninguno de los chicos en los cuales me fijé estuvo dispuesto a soportar mis emociones. Loca de tristeza porque nadie quiso solazarme con mi sonrisa sino con desear mi cuerpo y pisotear mi alma.
Pero me consuelo al pensar que, si yo estoy loca, tú estás más loco que yo. Un loco hace cien. Alguien loco como tú hace un millón. Y la loca de mí no busca a nadie como tú, sino a una roca a la cual aferrarme cuando sienta perder la cordura, cuando las marejadas me golpeen fuerte. Un apoyo firme que me haga sentir a salvo de los locos peligrosos como tú.
miércoles, 30 de septiembre de 2009
viernes, 18 de septiembre de 2009
Caprichos y querencias
Enamorarse puede ser fácil. El verdadero reto en pareja es conservar el amor sabiendo que se puede ir.
Canturrear y marcar el ritmo, lo puede hacer cualquiera... Yo me sentiría de lo más realizada si, más allá de eso, llegara a componer una bella canción y enamorar a alguien con ella.
Actuar por capricho es cosa de todos los días. Pero los caprichos no valen nada si se les compara con lo verdaderamente importante en la vida: la familia, los amigos, la alegría, los sueños, todo lo que merece la pena conservar.
Canturrear y marcar el ritmo, lo puede hacer cualquiera... Yo me sentiría de lo más realizada si, más allá de eso, llegara a componer una bella canción y enamorar a alguien con ella.
Actuar por capricho es cosa de todos los días. Pero los caprichos no valen nada si se les compara con lo verdaderamente importante en la vida: la familia, los amigos, la alegría, los sueños, todo lo que merece la pena conservar.
miércoles, 16 de septiembre de 2009
Odiarme por piedad...
Sin medida ni clemencia, como pone aquella canción. Pero no te lo voy a suplicar, no, no, no; más bien, buscaré, de manera intencionada, pero solapada, hacer poco a poco que me odies hasta que lo único que quieras cada vez que me veas sea quitarme de tu camino al coste que sea.
Porque sé que tengo la conciencia tranquila al pensar que la razón por la cual me detestas es, simplemente, que nunca podrás ser tan paciente, amable y sabi@ como yo, y eso te enferma de rabia. Espero que no me la contagies.
Eso sí, dame odio, más que displicencia, porque a fin de cuentas el odio me dañará menos cuando frunzas tu ceño y yo en cambio te sonría con mi indiferencia.
El odio hiere menos que el olvido pero hiere más a quien lo da, y el olvido daña más a quien lo recibe porque rebota la carga y el dolor del odio. Por eso escojo no odiarte.
Porque sé que tengo la conciencia tranquila al pensar que la razón por la cual me detestas es, simplemente, que nunca podrás ser tan paciente, amable y sabi@ como yo, y eso te enferma de rabia. Espero que no me la contagies.
Eso sí, dame odio, más que displicencia, porque a fin de cuentas el odio me dañará menos cuando frunzas tu ceño y yo en cambio te sonría con mi indiferencia.
El odio hiere menos que el olvido pero hiere más a quien lo da, y el olvido daña más a quien lo recibe porque rebota la carga y el dolor del odio. Por eso escojo no odiarte.
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