¿Te enamorarías de alguien como yo?
Te contemplo, y enseguida pienso que no. La respuesta es, definitivamente, no. Me llamarías loca. Y acabarías despreciándome.
Te tengo buenas noticias: ahórrate la pena. Estoy loca. ¿Y qué? Loca. De dolor y tristeza. Loca de dolor porque ninguno de los chicos en los cuales me fijé estuvo dispuesto a soportar mis emociones. Loca de tristeza porque nadie quiso solazarme con mi sonrisa sino con desear mi cuerpo y pisotear mi alma.
Pero me consuelo al pensar que, si yo estoy loca, tú estás más loco que yo. Un loco hace cien. Alguien loco como tú hace un millón. Y la loca de mí no busca a nadie como tú, sino a una roca a la cual aferrarme cuando sienta perder la cordura, cuando las marejadas me golpeen fuerte. Un apoyo firme que me haga sentir a salvo de los locos peligrosos como tú.
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