Esperanza. Una palabrita que siempre me pareció un poco extraña, a pesar de lo cercano que podía sentirla. Por lo cual no todo el tiempo me ha resultado fácil tenerla, dada mi naturaleza melancólica que, en ciertos días, se torna tan densa que pienso que acabará conmigo.
Pero nunca es así: días después logro salir de ese trance a fuerza de saber posible que lo superaré. Tan solo entonces digo, con la cara y el optimismo en alto: "¡Bienvenida de nuevo, Esperanza!"
La esperanza es lo último que se pierde. Quizá por eso siempre acaba volviendo. Aunque nos puedan las nubes densas de la tristeza, aunque la melancolía tienda a colarse por las grietas de los días grises, aunque a veces se nos coma la nostalgia o la sensación de no llegar a ninguna parte... la esperanza siempre regresa, a menudo y por suerte, cuando menos la esperamos :)
ResponderBorrar