jueves, 2 de abril de 2009

Porque...

Porque el tiempo de Dios es perfecto. Y la vida nuestra es tan imperfecta...
Porque soy agradable, delicada, susceptible... y un dulce a punto de ser contaminado por las moscas.
Porque afuera he visto un mundo con tantas promesas de felicidad, con tanta belleza, con tantos placeres... y con tantas amenazas de muerte y peligro...
Porque los sueños son paisajes que florecen a cada paso optimista... y están cercados por tantas ruinas inhóspitas.
Porque los finales felices de los cuentos de hadas no son más que nuevos comienzos en suspenso... y en la realidad, felicidad parece no existir y final siempre es tristeza.
Porque la vida es tan simple y tiene tantas alegrías... y nos la complicamos adrede...
Porque el amor es un caro regalo de Dios para nosotros... y en vez de verlo como una valiosa inversión divina, lo tratamos cual basura y lo echamos a perder con tanta indiferencia...
Si estas son respuestas a algo que no halla palabras para materializarse... ¿cuál es la pregunta?
La más difícil de todas.
Por qué.

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