jueves, 7 de mayo de 2009

La vida sin mamá

Segundo domingo de mayo. Fecha en la cual se
conmemora, en muchos países
del mundo, el día de la madre, creado por la
lucha incansable de una mujer
norteamericana por honrar el sacrificio de su
querida progenitora, fallecida,
precisamente, un segundo domingo de mayo, en
los albores del siglo; y, por
extensión, por reverenciar la dedicación de
todas las merecedoras del
honroso título de madre, con todas las letras, el
compromiso y el significado que implica.

Este es mi homenaje particular a la memoria de la hacedora de mis días.
Espero que les guste.


Aún te recuerdo, mamá...

Siempre que decidía ir tras mis sueños, corrías hacia mí y me acompañabas.

Cuando lloraba amargamente por un sueño destrozado, un amor perdido o un golpe de verbo injurioso de algún insensible, tu única palabra y gesto era tu abrazo.

Cada vez que tenía que alejarme de ti por algún motivo, mi más íntima muestra de afecto por ti era un beso en tu frente.

Tengo muy guardados, dentro de mí, uno por uno, los momentos en que me llamabas a cenar, los cuidados que me brindabas cuando estaba enferma, las cosas sencillas de ti como arreglar el cuello de mi camisa antes de ir a la escuela, y hasta tus severos regaños...

Pero undía fuimos nosotros, tus hijos, los encargados de cuidarte mientras el dolor causado por el impacto de los golpes acumulados en tu cuerpo y en tu vida te iban consumiendo. Poco dormíamos contemplando, con gran impotencia, el inexorable paso de las horas finales, al cabo de las cuales la fatalidad, cruelmente amparada en la mañana nublada, te llevó consigo.

Ha pasado tanto tiempo y sigo sin poder expresar mi tristeza a través del llanto, quizá debido a que malgasté mis lágrimas, de forma inútil, en situaciones que ahora juzgo insignificantes. Lo que sí tengo claro es que el hecho de que no llore no quiere decir que no esté triste ni me hace más fuerte.

Cuando despedíamos el año viejo y y dábamos la bienvenida al naciente, fue realmente el instante en que sentimos más desoladora tu ausencia, que nos hizo llorar al saber que ya no estarías. Ausencia que, ahora más que nunca, nos ha alentado a seguir y mirar adelante.

Perderte me ha hecho comprender que no hay sueño ni posesión material ni fama que valga cuando los amores se te van o te son arrebatados por la tragedia. Al mismo tiempo, me ha instado a ser más comprensiva, juiciosa y sabia, aunque otros se empeñen en en verme y hacerme sentir igual de idiota que ellos. Y me ha abierto el camino para buscar mi propia fortaleza y no doblegarme ante nadie, porque lo único que me importa es que los únicos que me importan me quieran y me apoyen, y de no ser así, que sigan su camino, ya que yo seguiré el mío. Pero tú, mami, sin saberlo, desde el momento de tu forzada partida de la Tierra, me has seguido acompañando.

Hasta un día de estos...

1 comentario:

  1. Qué triste... vaya... lo primero no sabía exactamente porqué de la celebración en segundo domingo de mayo (aqui en españa es el primero!). Y despues el homenaje a tu mamá. Creo que nuestras madres son las mejores, bellas, dulces...bueno...creo que la mayoría lo son. Con sus manías, sus regaños, sus todo que nos hacen amarlas y también a veces ser muy pacientes con ellas.

    Un beso y gracias, la verdad es que estoy contenta. Y deseo que el cambio, aunque sea una tontería, siga haciendo que todo sea positivo.

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